Tiempo muerto.

Tiempo muerto, así acusan dos manos tendidas a la sombra de la oscura soledad.
Tiempo muerto, me grita el espasmo de la carcajada.

¡ Tiempo muerto...! dos manos que se entumen ya sin esperanza, desperdigando ideas como si de ellas mismas brotaran sin parar mil lágrimas.
Tenebrosas huelen a santos y mañas, no es espejismo, ni lluvia, ni sañas, son simples manos tendidas entre las sombras mortuorias de una casa.

¡ Ahí se ven dos inmaculadas alas, no llevan plumas, sin embargo otrora fueron libertades y falacias...!

Viene el sueño de la muerte, dibuja la luz su cruel fragancia, el sol escapa, la luna ensimismada corroe las entrañas de dos almas que se perdieron el mirar en las tapias de una casca.
¡Ahora mueren ambas, nada de tiempo se les teme, ni se les despalma, ella a él, él a ella, simples manos tendidas en la oscuridad de la nostalgia.

¡ Murieron murieron ambas...!