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¿Debe convencerme de quedarme quieta?
¡Quieta, quietecita, quieta!
Dígame, ¿qué es lo que intenta?
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Dígame, ¿qué tan quieta, debo quedarme?
Quieta como el gallo, que al oído cacarea
¡o cómo el planeo del columpio en primavera?
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Dígame, ¿qué tan quieta, debo quedarme?
Quieta cómo agitación de la hoja cuando cae
¿Cómo dulce vaivén de la sombra en la salmuera?
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Quieta, ¿qué tan quieta, debería quedarme?
Quieta como piélago agitado en su franqueza;
¿Cómo simún que arrasa su nombre a mi maleza?
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Quieta, ¿porqué debería quedarme, quieta?
si las olas de la mar se mecen siempre eternas
si tu sal, es mi sal y tu arena, mis arenas.
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Pero hombre bendito, ¿me dice usted, quieta?
¡No puedo quedarme quieta!
yo soy, mi propia tormenta.
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Daanroo
